Un estudio de calidad de energía evalúa las condiciones de la red eléctrica para identificar problemas como armónicos, fluctuaciones de voltaje, variaciones de frecuencia y desequilibrios de fase. Estas anomalías pueden causar daños a equipos sensibles, reducir su vida útil y generar interrupciones en los procesos productivos.

El análisis incluye mediciones en tiempo real y evaluaciones históricas de parámetros eléctricos, utilizando herramientas avanzadas para determinar el origen de los problemas. 

A partir de los resultados, se proponen soluciones específicas que pueden incluir filtros activos o pasivos para eliminar armónicos, reguladores de voltaje para estabilizar la tensión, o sistemas de compensación reactiva para corregir el factor de potencia.

El objetivo principal es garantizar un suministro eléctrico estable, confiable y conforme a los estándares internacionales, reduciendo riesgos operativos y costos asociados a fallas eléctricas. 

Además, el estudio permite optimizar la eficiencia energética, lo que se traduce en menores costos y una operación más sostenible. Este enfoque integral asegura que las instalaciones eléctricas sean capaces de soportar las exigencias actuales y futuras de los procesos industriales y comerciales.​